jueves, 29 de diciembre de 2011

ROMANCE DE VALENTÍA · CONCHA PIQUER

Para despedir el año, una de las grandes coplas taurinas y, también, una de las últimas creaciones de Conchita Piquer: "Romance de Valentía". Esta pieza, compuesta por la inigualable "cuadrilla de la copla" -Quintero, León y Quiroga- fue estrenada en el último espectáculo que presentó la cantante valenciana, en el año 1957, que llevaba por título “Puente de Coplas”. El 13 de enero de 1958, en el teatro de Isla Cristina (Huelva), su garganta no le respondió como en ella era habitual y, de acuerdo con su exigencia profesional, que no le permitía tolerar un fallo a los artistas que iban en su compañía ni a ella misma, al finalizar su actuación se dirigió al público diciéndoles: “Hoy han escuchado cantar por última vez a Conchita Piquer”. Y así fue, aquella actuación se había convertido en la última de su dilatada vida de artista. La causa parece ser que fue un enfriamiento que sufrió durante sus actuaciones en las "Fiestas del Pilar" de Zaragoza de 1957, no le dio demasiada importancia a esta dolencia y continuo con su gira, pero ello derivó en una faringitis mal curada que le produjo esa carencia en su voz, y ella, consecuente consigo misma, en vez de curarse bien y continuar su carrera artística, no consintió seguir sobre los escenarios, anuló todos los contratos que tenía firmados, pagó a los componentes de su compañía y se retiró. Pero en su último repertorio, Concha Piquer interpretaba esta copla monumental que fue un hito importante, tanto para la historia del género como para la canción taurina. Vídeo cargado por el canal "contrabarrera".

ROMANCE DE VALENTÍA
Quintero, León y Quiroga

Era mú poco en la vía, tan poco, que nada era,
por no tené no tenía ni mare que lo quisiera.
Era un triste afisionao que buscaba la ocasión
de dejar en un cerrao frente a un toro el corazón.

Romance de valentía, escrito con luna blanca
y gracia de Andalucía en campo de Salamanca.

Embiste, toro bonito, embiste, por cariá…
Morir se me importa un pito, pues nadie me iba a llorá.
Aquí no hay plaza, ni nombre, ni traje tabaco y oro.
Aquí hay un niño muy hombre que está delante de un toro.
En matarme no repare, te concedo hasta el perdón…
Y ya que no tengo mare,
la Macarena me ampare si me cuelgas de un pitón.

Todas las noches saltaba sin miedo la talanquera
y a cara y cruz se jugaba al toro la vía entera.
Quizá fuera colorao er buré que lo embistió
y mordiendo su costao malherío lo dejó.

Romance de valentía teñío de luna blanca
y sangre de Andalucía en campos de Salamanca.

Adiós, plaza de Sevilla, ya nunca me habrás de ve,
pisar tu arena amarilla, con tanto que lo soñé.
Adiós, capote de sea, que fuiste mi compañero,
morir en esta pelea es cosa de buen torero.
Ya vestío de alamares no ha de verme la afisión,
y como no tengo mare,
la Macarena me ampare y me de su bendición.

Allí quedó ante la fiera, ninguno lo vio caé,
nadie resó tan siquiera, ni un padrenuestro por é…

Por él ninguna serrana lloró de luto vestía…
Por él ninguna campana dobló amaneciendo el día.
Pero en cambio entre asucena y entre velas enrisá,
en San Gíl, la Macarena,
si que lloraba de pena por la muerte del chavá.

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